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martes, 6 de septiembre de 2016

Venganza en una noche oscura

Aquella mañana decidió que era hora de perpetrar su estudiada venganza; antaño vio como un humano se llevó a lo que más quería, y como el muy sádico además se lo comía, acompañado de arroz y un sofrito de tomate con pimientos. Lo tenía todo planeado, sabía que aquel día, como cualquier otro, alguien saldría a la carretera. Esperaría hasta que anocheciera, entonces y solo entonces saldaría su venganza. Toda la tarde estuvo esperando agazapado en la cuneta. Cuando se hizo de noche comenzó una fuerte tormenta con viento y relámpagos; mayor dramatismo para mi ansiada venganza, pensó él.
De repente vio las luces de un coche en la lejanía y se preparó, había llegado su momento. Cuando se acercaba el coche, él salió de la cuneta y se metió en la carretera; el conductor se percató de su presencia, pero sabía que no le daría tiempo a frenar e intentó esquivarlo, parecía que lo había logrado. Durante unos segundos el conductor y el conejo se miraron a los ojos y no se conocieron, pero el conejo no retrocedió, se lanzó hacia las ruedas traseras, allí acabó su venganza; no consiguiendo nada, bueno sí, una muerte violenta. El conductor no se enteró del motivo de la venganza del conejo; pero al menos el conejo consiguió que aquel conductor se sintiera culpable por haberle atropellado.

2 comentarios:

  1. Ctra. de los Hinojosos, años atrás soy culpable...

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    1. Se me ocurrió esta historia porqué me pasó lo mismo, yo también soy culpable.

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