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sábado, 11 de febrero de 2017

Despedida de un poeta


Quemé mis poemas,
quemé mis palabras
e incineré mis letras.
Lloré por los sonetos
que dejé en el desván de mi memoria,
lloré por los versos que dejé en la cuneta.
Hice las maletas y dejé de lado
todo rastro de poesía,
todo rastro de libertad poética.
Acallé a mi alma y a mi corazón
renuncié a toda sinalefa mal compuesta,
decidí marcharme y no mirar atrás.
Caminé y caminé
y oí pero no escuché;
me gritaron, me suplicaron
las voces de mi cabeza,
las letras que dominan mi imaginación,
pero las rechazaba, las rehuía.
La cabeza me dolía,
el corazón me palpitaba de manera
angustiosa, de manera azarosa,
me pedía que vomitara las letras,
que liberara mis ideas,
pero me tapé la boca,
me tapé las orejas
y con el leve movimiento de los párpados
le dije a la poesía adiós.

(imagen Pixabay)

viernes, 3 de febrero de 2017

Vidas vividas sin vivirlas


Opresión y decadencia,
sociedades decrépitas;
políticas de demencia
y opulencia,
de falsedades y puñales,
de tarjetas y desfalcos.
Lascivia y libertinaje,
prostitución de almas
sin llanto,
de lágrimas sin decoro;
sexualidad y deseos
sin respeto, sin permiso.
Vestidos y trajes
de alta gama,
de pasarelas de alto copete
y farándula retrógrada;
aplausos y besos,
a creadores
que mandan sus
diseños a fábricas
de sueños rotos
e inocencias perdidas.
Sociedades con prisa
que no llegan a ninguna parte
pero que lo abarcan todo,
lo desean todo
pero no disfrutan nada.
Relojes que se miran sin cesar,
para no perderse nada de la vida
pero sin darse cuenta
de que se lo pierden todo.
Vidas repletas de cosas,
vidas vacías,
vidas vividas
sin vivirlas.
(imagen Pixabay)