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sábado, 12 de agosto de 2017

El jefe y el mantel de papel

Cuando entraron en mi despacho, me di cuenta que no podían quitar la mirada del mantel de usar y tirar que había sobre mi mesa de dirección; venían a entrevistarme porque, mi empresa era líder en su sector desde hacía más de treinta años, y querían saber el motivo. 
Les dije que era muy sencillo; en parte el responsable era aquel mantel de usar y tirar pero principalmente mis empleados. Les conté que conseguí mantener al mismo equipo durante treinta años gracias a aquella técnica, era sabido que el sueño de cualquier persona a la que le toca la lotería es despedirse de su jefe cagándose en su mesa, y yo les di ese gusto cada vez que llegaban las vacaciones estivales; se cagaban y se iban de vacaciones, y cuando volvían llegaban llenos de ánimo e ilusión. Tras contarle esto a los periodista se quedaron boquiabiertos y no se creían tan surrealista situación. Les pregunté que qué día era y me dijeron que 30 de Julio, entonces les dije que esperan unos minutos.
De repente entró Gutiérrez, mi jefe de ventas; entró algo cohibido, con un café y un periódico en la mano, le dije que no se preocupara que se sintiera como en casa. Ante la cara de sorpresa de los periodistas se bajó los pantalones y se puso a hacer sus cosas, al principio le costó un poco pero cuando se metió en su mundo fue la cosa rápida.
Cuando terminó se despidió de mí hasta la vuelta de vacaciones. Mientras recogía el mantel le deseé que disfrutara de ellas. Los periodistas aún algo asombrados, tragaron saliva, me dieron la enhorabuena por mi idea y me estrecharon la mano. Al salir del despacho, noté que salían con el rostro algo blanquecino pero en el fondo los entendía, no todo el mundo estaba hecho para triunfar en los negocios.  

RJHR

jueves, 10 de agosto de 2017

Una parte del todo

Una minúscula mota de polvo
en el mundo;
una gota de agua 
en la inmensidad del océano;
un pez en una bancada
de peces;
una pata de cuatro patas
en una silla;
un te quiero
en un corazón roto;
una lágrima
en una tormenta de llanto;
una sonrisa sincera
en una neblina de tristeza;
un hasta pronto
en una soledad momentánea;
una voz que no calla
en el silencio del miedo;
una vida, siempre
suma en la humanidad;
una acción no cambia
el mundo
pero demuestra que 
siempre hay una opción para 
creer y cambiarlo.

RJHR (imagen pixabay)

martes, 8 de agosto de 2017

Creer

Creía que el tiempo
nunca pasaría
y pasó.
Creía que la niñez
sería eterna,
pero fue la etapa
más corta.
Creía que ser adulto
sería siempre aventura,
pero el trabajo
se llevó todo el tiempo.
Creía que la vejez
sería una etapa 
de disfrute y descanso,
pero los achaques
no me dejaron dormir.
Creía tantas cosas
que cuando la muerte
me dijo que dejara de creer;
yo aún quise creer.

RJHR