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jueves, 24 de noviembre de 2016

Guerras eternas


Tambores de alegría
en países sin victoria,
cornetas y redobles,
uniformes engalanados.
Llantos e injurias
en esquinas oscuras,
miedo, recuerdos;
almas que no olvidan.
Calles de sangre,
edificios sin gente,
esqueletos de hermosos pasados;
impera el odio y el escarnio.
Todos quieren sangre,
todos quieren victoria
pero ninguno quiere la paz.
Los grandes piden soluciones,
obviando sus implicaciones;
niños que cruzan desiertos, mares
y fronteras solo encontrando
indiferencia.
Guerras eternas en las que se pide la intervención de cualquier dios,
pero en las que solo el ser humano
tiene el remedio para que acabe el odio.

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