Pausado, miras ensimismado
el reloj,
viendo como el segundero
avanza impasible,
como el minutero
le sigue con paso cansado
y como la hora
marca de un tajo
que tu tiempo ya ha pasado;
y este con sorna te indica
que los segundos, los minutos
y las horas que has observado
jamás te serán devueltas.
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