Datos personales

domingo, 19 de abril de 2020

Dolores del pasado

Le miró a los ojos, sentía sentimientos contrariados, sabía que no era de fiar, sabía que en cualquier momento se la jugaría; o tal vez no. Tantos años conociéndose le había servido para no fiarse, pero la vida era así te hacía jugar; y un virus les había llevado a estar confinados. En cierto modo mentía ya que llevaban tiempo conviviendo por causas ajenas al virus; la vejez era realmente lo que los había llevado allí, una vida demasiado rápida y una deshumanización galopante los había sumido a la catalogación de trastos inutiles para la sociedad y sus hijos. Él no se sentía así pero la gente se lo había impuesto y ahora le tocaba estar allí, con él. Era verdad que contando a cuidadores y otros compañeros de residencia eran unos cuantos más de dos. Pero a él no le quitaba el sueño los demás, ni siquiera el virus; hacía tiempo que había abrazado el dulce sueño de la muerte. Era cierto que la había deseado pero ya no podía morirse, ahora no. Él sabía qué había pasado aquel día en el prado, él podía decirle si aquella bala perdida venía del bando enemigo, seguramente sabía algo.
(Imagen pixabay)RJHR

No hay comentarios:

Publicar un comentario