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lunes, 27 de marzo de 2017

Apartada del mundo


Se asomó sola por la escotilla para ver amanecer pero su sorpresa fue mayúscula al ver que no había sol, ni siquiera noche; solamente la incertidumbre de la nada, el miedo de la desaparición y de la extinción. El grito sordo muchas veces oído pero que nunca fue escuchado, el hombre será el ingenio pero también su ego será su autodestrucción. Ella ante la dantesca escena cerró la escotilla y cogió el libro que ya mil veces había leído y dijo: "mientras no me faltes tú, no me hará falta nada más".

Relato para el concurso semanal "X edición relatos en cadena"
(Imagen pixabay)

Soneto contra la violencia


Tendido en suelos cubiertos de estiércol
huelo el mundo con un olor extraño,
miro, remiro y observo el telediario,
y lo veo en un triste gris marengo.

Sangre y muerte; que siempre hacen tragar
en un embudo de boquilla grande,
y cuando crees que tu lagrimal
va a estallar, una imagen y a confiar.

Humanidad repleta de violencia
gratuita; con críticas de mentira
y esperando la próxima remesa.

Caminos sin rumbo; si no asumimos
que la violencia solo deja un mar
de lágrimas y un perpetuo amargor.

RJHR (Imagen Pixabay)

martes, 7 de marzo de 2017

El optimismo de la vida

¿Por qué la tierra se enfadó con nosotros?, ¿por qué perdimos todo?, si nosotros solo queremos sobrevivir; se preguntaba una y otra vez entre lágrimas su padre.
El niño veía la mirada entristecida de su padre y no sabía darle explicación a sus preguntas. Él solo sabía que aquel terremoto cambió sus vidas, les hizo apreciar cada rayo de luz del sol y cada nueva mañana que les brindaba la vida. Se acercó a su padre y le dijo, al menos nos tenemos los unos a los otros. El padre le miró con una sonrisa y le dijo, tienes razón.

Microrrelato seleccionado en la antología I Concurso de microrrelatos solidarios " Microrrelatos por Nepal".
(Imagen pixabay)

Telones que se cierran


¿Sientes?, dilo.
Ves el camino
que se abre ante ti.
¿Hueles?, dilo.
Olfateas la hierba fresca,
la cortaron tras tu marcha.
¿Palpas?, dilo.
La arena se posa en tu piel
cuando pasas tu mano por la playa,
está mojada,
es la vida;
la ama y la abraza
la marea tras su paso,
todos los días,
diferentes aguas
pero el mismo mar.
Dime, ¿qué viste en la vida?,
¿qué sintió tu corazón
cada segundo que latió?.
¿Sentiste el dolor en la mandíbula
por risas de verdad?.
¿Viviste?, dímelo.
Dime que la felicidad
fue buena contigo
y por fin podré
decirte adiós.

(imagen Pixabay)